Artistas

"Un personaje del art brut como Adolf Wölfli no intenta imitar a nadie:
hace su trabajo sin ocuparse de los demás, lo que, naturalmente, no quiere decir
que se halle completamente «indemne», que sea virgen de imágenes, de cultura."

Madge Gil
Londres, Inglaterra, 1882 - 1961

Criada en un hospicio inglés, fue enviada a Canadá para trabajar como sirvienta y volvió a la isla británica alrededor de los 20 años para vivir con su tía, quien la introdujo en el mundo de la astrología y el espiritismo. A los pocos años, se casó con su primo con quién tuvo 3 hijos, uno de los cuales murió de gripe española y otro nació muerto, causándole una grave enfermedad que la postró en cama durante meses y le privó de la visión de un ojo.
A raiz de estas pérdidas, empezó a dibujar, escribir y bordar, según unos patrones guiados por un espíritu a quien ella llamaba "Myrninerest" (mi reposo interior), en una especie de "trabajo de medium". Gill trabajaba siempre de noche, a la luz de una lámpara de aceite, sobre cartón o papel en formatos muy diversos, trazando obsesivamente con tinta china o bolígrafo el rostro de una mujer cubierto con sombrero e inserido en arquitecturas imaginarias. Un rostro de mujer que, mostrándose en humores distintos, remite a sí misma o a su hija perdida.


Aloïse Corbaz
Lausanne, Suiza, 1886 - 1964

Costurera de profesión y cantante de vocación, consiguió un puesto de institutriz en la corte de Guillermo II, el amor obsesivo y onírico por el cual la llevó a ser diagnosticada como esquizofrénica e ingresada en un hospital psiquiátrico tras su vuelta a Suiza debido al inicio de la Primera Guerra Mundial.
Fue en el sanatorio suizo donde empezó, en secreto, a escribir poesía y a dibujar con lápiz, tinta y materiales poco convencionales - tizas, jugos de hojas y pétalos o pasta de dientes sobre papel de libreta o de embalar, sobres, trozos de cartón o reversos de calendarios -.
Estas obras - que desarrollan un riquísimo imaginario personal de príncipes, princesas y heroínas históricas en el elegante contexto de las cortes europeas - despertarían el interés de sus médicos, quienes las pondrían en contacto con Jean Dubuffet.


Vojislav Jakic
Macedonia, 1932 - 2003

Hijo de un sacerdote ortodoxo y miembro de una familia humilde y extremadamente estricta, se trasladaron a un pequeño pueblo de Serbia, donde ayudaba económicamente a su familia pintando retratos de recién fallecidos. A los 20 años, y después de perder a sus hermanos, se trasladó a Belgrado para recibir clases de pintura y escultura y empezó a crear su propia obra. Cinco años más tarde, regresó a Serbia, para malvivir junto a su madre y su abuela. Tras un corto matrimonio, volvió a trasladarse a Belgrado, donde se casó por segunda vez y desarrolló su obra de una manera más continuada.
En la década de los 70 escribió una autobiografía semi-fictícea llamada "Nemanikuce" (Sin hogar), en la que indagaba el tema del dolor y el sufrimiento que marcaron su infancia. Por aquel entonces, sus obras eran ya de gran formato, construidas a base de texto y diminutos dibujos de seres oscuros, oníricos y demoníacos. Sus composiciones complejas ofrecen diversos niveles de lectura y son descritas por el propio artista como "depósitos sedentarios de sufrimiento".


Michel Nedjar
París, Francia, 1947 -

Hijo de una familia judía de padre argelino y madre polaca, buena parte de su familia desapareció en los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial.
Ya de niño, jugaba con las muñecas de sus hermanas y empezó a obsesionarse con las telas, y a los 14 años entró como aprendiz en una casa de confección. A raíz del servicio militar, y durante muchos años, viajó por África, Asia y América del Sur, donde entró en contacto con los encantamientos hechos con muñecas mágicas. Tras su vuelta a París empezó a crear sus muñecos - fetiche, hechas con trapos y bolsas de plástico que viste con plumas, trozos de madera, pajas, cordeles o conchas impregnadas en baños de tinta, tierra o sangre.
Desde la década de los 80, su imaginario gira alrededor de los cadáveres quemados y cuerpos mutilados. Actualmente vive en el barrio de Belleville de París, donde continua su producción.


August Walla
Viena, Austria, 1936 - 2001

Criado por su madre y su abuela tras la muerte de su padre, a la edad de 16 años prendió fuego a la vivienda familiar y amenazó con suicidarse. Hechos que le llevaron a ser diagnosticado de esquizofrenia e ingresado en una institución mental en la que, después de muchos años, se convirtió en residente de la Haus der Künstler (Casa de los artistas) vinculada al hospital.
Las obras de Walla empezaron siendo una especie de amuletos hechos a partir de desechos con inscripciones en varios idiomas (a veces inventados a través de la combinatoria) y dibujos, que le protegían de lo que más temía: la muerte, Dios, el diablo y el mismo hombre. De los pequeños tótems pasó al gran formato: paredes, muebles, suelos; y en la casa de artistas creó obras inmensas con un elevado contenido simbólico referente a una mitología completamente personal de guerras, identidades sexuales y creencias religiosas.


Kunizo Matsumoto
Osaka, Japón, 1967 -

Matsumoto asistió desde 1985 a un taller creativo para discapacitados mentales, trabajando a la vez como lavaplatos en el restaurante de sus padres. En este contexto, y a pesar de no saber escribir, desarrolla un especial interés en la caligrafía y su producción artística se centra en la replica de los símbolos que los camareros del restaurante hacen sin parar en pequeñas hojas.
Así, a partir de la acumulación de papeles con ideogramas impresos, desarrolla historias personales con ideogramas nuevos, y rellena obsesivamente con estos dibujos papeles impresos a los que da una nueva vida.